Aunque la vieja bodega de Château d'Esclans data del siglo XII y en 1994, al ser comprada la propiedad por un fondo de pensiones sueco, se empezó a producir en ella una pequeña cantidad de vino, no fue hasta la llegada de Lichine cuando la firma despegó definitivamente hasta convertirse en lo que es en la actualidad: una de las firmas más destacadas de Var, departamento donde se elabora la mayor parte de los rosados de la Provenza.
Sus vinos de imagen moderna, cosmopolita, sofisticada y fresca nacen de cepas viejas de Garnacha, variedad mayoritaria de sus 140 hectáreas de viñedo; Vermentino; Cinsault; Merlot; Mourvèdre; Syrah y Tibouren.
Un estricto cuidado guía toda la actividad del château, desde el trabajo diario en el campo, hasta la elaboración en bodega, pasando por la vendimia, llevada a cabo solo desde el amanecer hasta el mediodía para evitar que el exceso de calor merme la calidad de las uvas recogidas.
Y es que la clasificación es uno de los puntos fuertes de la casa, con una primera criba manual. Tras el perfecto despalillado de las uvas, estas pasan una selección visual mediante un ojo óptico programado para detectar todas aquellas bayas que no cumplan con los exigentes criterios de calidad establecidos por el enólogo. De esta forma, se garantiza la mejor materia prima para elaborar sus vinos, magníficos exponentes del nuevo boom de los rosados provenzales.