De color cereza oscuro, bien cubierto de capa.
Frangante en nariz, donde despliega intensos aromas de frutillos del bosque (arándanos) sobre un fondo de especias (clavo). Con notas de maderas nobles que recuerdan al incienso y al cedro.
Sedoso, con taninos finos y bien integrados, muy perfumado en el paso de boca. Gran persistencia final. Un vino en el que predomina la elegancia más que la potencia, fruto de una medida crianza.
Y es que, para su incursión en Ribera del Duero, la familia Torres se hizo con la Finca Fompedraza, un singular terruño de suelos calizo arcillosos, enclavado a casi 900 metros de altitud, en una de las cotas más elevadas de la región. De ahí el nombre de Pago del Cielo, del que el Club te acerca su más rutilante estrella: su primer vino en alcanzar la categoría de Reserva, tras pasar envejeciendo 16 meses en roble francés y americano y un mínimo de 21 meses más en botella.