Estas refinadas versiones evocan el ambiente elegante y desenfadado de los fabulosos años sesenta, cuando se creó la primera Franciacorta en las bodegas Berlucchi. Una línea dedicada a quienes buscan algo más, sin renunciar a la ligereza de los buenos momentos en compañía. Es ideal para el aperitivo, pero también para comidas y cenas en las que no hay que dejar nada al azar. El rosado para los que quieren algo más de un rosado.